El guitarrista y la pintora
Uno era guitarrista,
reflejaba sus gustos en lo que grababa, música única de él. Imposible no
mencionar su amor por la guitarra, puede que iguale su amor por la pintora, no
hay batalla, las ama a las dos por igual, casi tanto como al refresco de uva.
Lo conocí en ese
momento por el que todos pasamos, ese momento que jamás olvidas, en el que
conoces la tristeza después de la decepción, pasando la transición a cierto
grado de madures al pasar tu primer amor, único y sin igual que jamás se
repetirá, que solo se reviviría al volver en el tiempo, al volver a esos puntos
focales de tu pasado, pero no.
Al guitarrista
le sirvió, le funciono pues apenas la vio se consiguió. Yo solo use un poco de
picardía al momento de hacer declaraciones aleatorias para ver el resultado, al
guitarrista le comente que parecía una obra de arte y que coincidencia pues la
pintora amaba el arte, a la pintora exprese lo peculiar que era su forma de
cantar y que sonaba como sirena, cautivadora, era asombroso en realidad pues al
guitarrista le apasionaba la voz de sirena.
Ahí nació, el no
buscaba ni tampoco ella, pero como se completaron, ambos vagaban sin sentido
por sus vidas, no es que se sintieran tristes pero su paso era lento como el de
un perro que no sabe donde esta su familia por lo que busca arduamente pero sin
apuro para no cansarse, así iban los dos por separado, ambos eran el perro
perdido que buscaba calor familiar.
Y la pintora,
imposible es conocerla y no encariñarse, con una de esas miradas tiernas como
oso de felpa, te recuerda al oso que abrazabas de pequeño al dormir, al soñar y
sentirte seguro, seguramente terminara como una de esas madres amorosas que
miman sus niños sin darse cuenta, en todo caso seria igual de genial que su
madre. Con nombre de estado francés inseparable de su hermana, ni con la peor
guerra las dividirías, ni Hitler en persona las separaría.
La pintora era
artista de nacimiento, dibuja su mundo de una forma que deseas tenerlo, deseas ver
con los ojos de la pintora y captar esa realidad que tan hermosa te muestra,
indudablemente una artista, no una de esas que se venden continuamente para
satisfacer su perversión sino que plasma su ser y alma translúcidamente y de
una forma tan pura que terminas
clasificándola al lado de Mondrian y Monet, algunos lo llamarían un acto desquiciado
pero ella para ti es “la artista”.
Se encontraron,
el guitarrista y la pintora se unieron, casi de inmediato se reconocieron,
fueron un flash de cámara que te ciega rápidamente mientras se detienen en su
mundo, se consiguieron en ellos su definición de “amor”, para todos esta
palabra es diferente, para ellos fue conseguir lo que buscaban sin saber, por
lo que vagaban tanto y que al fin encontraron, con sus sonrisas una frente a
otra solo lo dejaron fluir, fluyo tan claro y constante que hasta hoy sus
sonrisas siguen tan tiernas como un oso de felpa.